jueves, 30 de diciembre de 2010

Explota, explota, explo...

Hola gentuza!

Otra anécdota más que merece ser contada...
Abreviando, hace un par de semanas venía yo a mi casa tranquilamente a comer después de una dura jornada de trabajo (modo irony off)... cuando, de repente, me hallo ante restos en la escalera del edificio donde habito, una sustancia negruzca de aspecto incosistente, además de un pestilente olor (quasi, ni novedad ni lo uno ni lo otro). Oh! demonios, ¿serán restos de la labor incansable (incansable porque se tiraron 3 putas semanas para hacerlo) de los operarios en su afán por cambiarle los mecanismos dentados a ese artefacto semipueril por el vano intento de subida y bajada de personas? Ese artefacto llamado elevador...

Así que, una vez iniciado el ascenso físico por las escaleras de esta nuestra comunidad me encontré con que la puerta del primero estaba un poco cambiada...
¿Sería la cerradura? ¿Nueva madera?... El pomo... mmm... algo cambiaba... ah, sí! estaba carbonizada... Vuelta, lo que antes parecía grasa era en realidad ceniza...
Seguí con mi ascenso y me encontré enfrente de mi casa con la vecina supuestamente neurótica, que cada vez que organizabamos una mini cena, SUPUESTAMENTE, nos rompía el buzón. Joder, esto de echar mierda y después de decir supuestamente, es una maravilla... Recurso por otro lado que emplean la gentecilla (estos no llegan a gentuza como vosotros) del Sálvame frecuentemente para ahorrarse demandas...

Así que estupefacto ante lo acaecido me encuentro de cara con esta buena mujer y un adorable vecino, que al día siguiente volvería a tener presencia en mi vida, que nunca antes había visto. Entre los dos me contaron que este buen hombre había decidido quitarse de enmedio y para ello nada mejor que hacerlo a lo grande, llevándose con el medio edificio.

Así, que cerca de las 10 A.M, se oyó una explosión tremenda. Esta explosión se llevó por delante los cristales de toda esa parte del edificio . Hubo un buen incendio que también dejó echa mierda la fachada por la parte trasera y bla,bla,bla...

Resultado: una persona fallecida, un piso calcinado y un ejercicio más del incomiable amor en esta vecindad. Con el muerto aún caliente (nunca mejor dicho) la señora de enfrente me dijo que sí, que sentía mucho que se hubiera suicidad y tal pero que mira como les había dejado el edifcio..
Sí señor!

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